Quiero decir que al
correrme crujen
los dedos de mis pies.
Y que de los oídos sale el
aire
en pequeños hongos
nucleares.
Que el producto de todo se
desplaza
dentro y estoy cómodo.
Que soy el mecanismo
de un reloj de hueso.
Pero no consigo encontrar
un lugar en el poema.
Porque repaso
con la punta de la lengua
el hueco de la muela
y miro en tu nombre
por un instante y dejo de
pensar
cuando las voces de los
vecinos quedan
tras la amplia
pantalla luminosa.
Flotan ingrávidas mis
células
separadas unas de las
otras.
Mi aliento reseca las
ideas.
Quedo en vano
y nada permanezco.
Hago una diagonal sobre la
cama,
y soy un corte en el
colchón.
"Hago una diagonal sobre la cama".
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