miércoles, 20 de agosto de 2014




Nada hace a alguien estar

más fuera de este mundo

que una servilleta de papel

pegada con sangre seca

a la boca del cuerpo inmóvil.


La presencia que no late.


El destino

de todo hombre es

el receso:


Horno de la memoria

que no dará

tumba en el cielo

un minuto antes del futuro.


sábado, 22 de marzo de 2014



Como si se fueran a caer

desde el fondo

de una red

tengo mis recuerdos atados

al abismo.



Pongo plástico a los huecos,

como pongo plásticos

a mi esperanza.



Y en los días de calor sudan al sol.

De la misma manera

que lo hacen

los paquetes de fiambre olvidados

en una mesa de jardín.



O los muertos del mar

que vuelven en las barcas.

En esas traslúcidas mortajas

de sudor.


jueves, 17 de octubre de 2013



A las paredes del odio

les gusta mi nombre.

Lo cierto es que trato

de reírme de ellas.

Pero con mis manos sujeto para que no caiga

la idea de vísceras que tengo en mi cabeza,

aquí, en mi estómago.



Nada es real.

Mi vientre no tiene corte alguno,

por fuera, claro.


domingo, 30 de junio de 2013





Quiero decir que al correrme crujen

los dedos de mis pies.

Y que de los oídos sale el aire

en pequeños hongos nucleares.

Que el producto de todo se desplaza

dentro y estoy cómodo.

Que soy el mecanismo

de un reloj de hueso.

Pero no consigo encontrar

un lugar en el poema.



Porque repaso

con la punta de la lengua el hueco de la muela

y miro en tu nombre

por un instante y dejo de pensar



cuando las voces de los vecinos quedan

tras la amplia

pantalla luminosa.



Flotan ingrávidas mis células

separadas unas de las otras.



Mi aliento reseca las ideas.

Quedo en vano

y nada permanezco.



Hago una diagonal sobre la cama,

y soy un corte en el colchón.


martes, 4 de junio de 2013


somos



Dos columnas abrochando el mundo.

Parece dar igual

qué movimiento tectónico

decida desplazarnos.



Llenarnos de olas,

caos

o muerte.



Somos

un cinturón de seguridad

en caída libre.


sábado, 11 de mayo de 2013


Todo lo que veo me sobrevivirá.

 Anna Akhmatova




Mi olor

ya no será

mi olor.

Será

el reguero de hormigas

sobre el testículo

de la ceniza de este Dios

que sale volando

por la chimenea.