La memoria
reside en
la mandíbula.
Desde lejos
quiere parecerse al cuchillo.
Quiere rivalizar
con las venas
la negrura
del ocaso del órgano.
La carencia
ensimismada de la falta,
de la
ausencia.
Someterse al infarto de todo.
A veces
el dolor recapacita, a veces
el diente
mueve un nervio
que
mueve al dolor.
El cuchillo
retrocede.
El viento
sale del cuerpo
como
una raíz sale de la tierra,
y hacia
atrás se vuelve al bosque
de
árboles tan juntos
que
ninguno se permite la caída.
A veces
el dolor vuelve al dolor.
Porque todas
las fotografías de este mundo
acabarán
ardiendo.