miércoles, 6 de octubre de 2010

mea culpa

Yo te siento en los metales

en el acero de los grifos

o el calambre de las tuercas.


Me clavo como un gato

erizadas las antenas y las almas.

Langosta, minerales y fluidos.


Eso soy. Hasta tus papilas.

El rencor amarillo es bilis.

Las uñas manchadas de tabaco.

Esa delgada línea que se ladea

líquida aguja o tren directo

al desagüe.


Arterias convertidas en alambres

palpando ángulos de casi vidrio

pesadísimos los codos en los muslos.


Tal vez es que me calmo con

la boca diciendo:


mea culpa


pero no salpiques.

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