Constante el sonido del claxon sonando
por la cabeza desmayada
sobre su superficie de pitido continuo,
de polvo de luz continuo y molesto.
Ya vertebramos nuestro silencio
sobre el silbido blanco uniforme,
tubería que vibra entre nosotros,
tubería que no me deja oír nada más.
Vertebramos nuestro silencio
enredando polvo y palabras.
Tejiendo nuestras voces como arañas
sobre la superficie de este claxon,
con la cabeza inmóvil apoyada
sonando y sonando.
Vamos a tejernos a las rejas
del lenguaje y los sonidos,
a reventarnos la cabeza
contra el volante del lenguaje.
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