viernes, 8 de octubre de 2010

calavera en llamas


Vengo con las ansias

por detrás del cuello

tirando hacia adelante

con los huesos por bandera.


Vengo por entre las orquídeas

y los racimos de lágrimas

de tu lengua azul,

y tu pálido semblante

semblante de amapola pálida.


Vengo goteando el alba

con la noche enredada a las costillas,

sobre la capa ósea

el nocturno fuel; y es que todo

este furor incesante no vale escribirlo.


Entonces salimos a la calle.

Y vamos andando con la sonrisa

de la violenta felicidad,

cuyos tentáculos ejercen sus presiones

contra la ciudad en llamas,

cargando y amasijando

mientras nuestras calaveras

no aguantan de la risa,

y el narcótico, y el aire, y la pisada,

desplazan a gritos la poesía,

y así creemos por minutos descansar.

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