viernes, 8 de octubre de 2010

La Navata 2009


No importa el dolor, me dije.

Sólo esa broza magnética

que me llevó hasta allí.

-Entra en esta calle, ve

hasta el final, y gira.

Para aquí.-

No importa el gris, ni el frío.

Por encima de la valla sólo

la forma de la casa,

sólo la reunión y cambio

de la memoria y el presente.

Como ir hasta el ombligo

profundo, útero del recuerdo.

Estar allí, era como

clavarse el cuchillo, queriendo

amar el dolor, por irremediable.

Como doler y salir rápido de allí.

Porque en ese negro punto

uno no aguanta y no hay más

que huida por salvarse.

-Vámonos-, porque

el punzón, aunque lo nieguen

no alimenta

más que al parásito

y al temblor de muerte.

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