tu rayo blanco
Guardo el calor, esa
evanescencia de tu risa.
Es como un rayo blanco
que entra, se agrieta
y desaparece.
Es esa niebla, tus encías,
los dientes, todos,
veo la manera que tienen
de alinearse.
Y antepongo, porque
no tengo otra sensación
más que la que oí
a aquel viejo:
vulnerabilidad.
Pero insisto,
la antepongo
al asco, asco,
el asco, rojo y negro.
Por sacarme de él
ruedo hasta el mar
a verte de nuevo
el rayo blanco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario