miércoles, 6 de octubre de 2010

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No entiendo la perfección de las esquinas

ni los paraguas abiertos en torno a soles.


No entiendo cuando se dicen

las cosas que no se oyen

ni el inescrutable orden

de un diente tras el otro.


No entiendo los diálogos de las máscaras de gas

o la degradación de los espejos

frente a frente.


No entiendo ni comprendo

la confusión de los telegramas

los ruidos de las flautas

o el gorgojeo de tus tacones

trinando contra el suelo.


No entiendo las medidas de los campos

ni la mesura de la nada

no entendible.

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